BERLÍN, ALEMANIA.- Un Jesucristo de chocolate que lleva por nombre "Gold Jesus" y que se propone desplazar a Santa Claus o Papa Noel de los supermercados ha desencadenado todo un debate en Alemania y levantado ampollas entre los círculos eclesiásticos. Frank Oynhausen, el artífice de este dulce, que tiene el aliciente de ser biológico, asegura a Efe haber cumplido su primer objetivo, que es que "Jesucristo vuelva a estar en boca de todos" y sueña con que sus figuras "desplacen a Santa Claus" de los supermercados, que al fin y al cabo es "un invento norteamericano". Este sociólogo jubilado de Duisburgo (oeste) no da a basto para atender a todos los medios, explica, y eso que de momento el "Sweet Lord" -también ha registrado este nombre en la Oficina de Marcas de Alicante- se produce de manera artesanal. Sólo han salido a la venta un centenar. Arne Homborg, el maestro chocolatero al que Oynhausen embarcó en este proyecto, tarda media hora en hacer una figura de cien gramos de chocolate. "Producimos tan rápido como podemos" explica el confitero de Minden (oeste) a Efe, pero "no hay más que un molde", lo que no le ha permitido producir más que un centenar de "Schokojesus", que venden a 15 euros (19 dólares) la pieza. Ambos aseguran no estar sorprendidos ante la avalancha mediática y se declaran satisfechos porque han logrado lo que se proponían, esto es, "realzar los valores cristianos", que sirven de "esqueleto de nuestra sociedad". Es lo que puede leerse también en su página web (www.goldjesus.de) a través de la que se puede encargar esta controvertida figura, que mide 21 centímetros y pesa cien gramos. Aunque si llega, no llegará a los supermercados antes del año próximo, la Iglesia Evangélica Alemana ha manifestado su rechazo, a través del portavoz Udo Hahn, para quien la idea es una muestra de mal gusto. La Iglesia Católica considera la representación de Jesucristo sobre todo "kitsch". Algo que no entiende Oynhausen, de 54 años, que se planteó estudiar Teología antes de emprender la carrera de Sociología. "Es la iglesia la que le ha dado la espalda a Jesucristo", argumenta Oynhausen, quien critica a los sectores más conservadores de la iglesia, y su retórica de doble rasero. No entiende que no se critique por ejemplo "que se meta el cuchillo en el Christstollen (un pastel de Navidad con pasas envuelto en azúcar), que tradicionalmente representa el cuerpo del niño Jesús", y sí pongan el grito en el cielo con su figura de chocolate. De tener una empresa de eliminación de residuos eléctricos, este "jubilado inquieto" -como él mismo se define- ha pasado a defender la causa de "un revolucionario más revolucionario que cualquier otro personaje del siglo XX", reza su filosofía acerca de Cristo. Insiste en que su propósito no es hacer dinero, y menos aún soliviantar a la iglesia, en cuyos proyectos ha trabajado durante años, y que intentó sumar a su iniciativa empresarial. Asegura que la Conferencia Católica Episcopal le dijo que no "por temor a generar protestas de fieles muy conservadores". Oynhausen quisiera encontrar cuanto antes a una empresa que fabrique industrialmente sus figuras, porque con los beneficios pretende apoyar proyectos sociales, algo que de momento no parece tan fácil. "Creo que esperan a la resonancia de este debate", dice. Han tenido que buscar una alternativa para la empresa bávara que iba a fabricar el envoltorio dorado en el que se alojarán los Jesucristos, porque estos se retiraron del proyecto. Y por si acaso lo del morder en un Cristo de chocolate no despierta el apetito de tantos -de momento no pueden satisfacer la demanda- queda la alternativa de sacar las figuras en bronce. Es lo que se proponen hacer a partir de la próxima primavera.
Ivonne Ilse Martinez
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